Pide el Cardenal Norberto Rivera Carrera "Luz" ante "sombras de violencia"
Submitted by poncho on Sun, 2008-09-07 22:46
viernes, 05 de septiembre de 2008
Felipe Monroy
El Cardenal Norberto Rivera Carrera reconoció que la ciudad de México se ve ‘ensombrecida’ por la violencia “que azota las calles y plazas… no podemos permanecer mudos e indiferentes ante la violencia, el odio y el torbellino desorbitado de poder”.
De las causas de la violencia, el Arzobispo de México distinguió cuatro: la miseria extrema, el afán desorbitado de poder, el fanatismo social y el desprecio nihilista de la vida. Además de la codicia, la soberbia y el odio que generan una violencia “en el subconsciente colectivo”.
A través de la carta pastoral “Misterio de Luz en medio de sombras de violencia, celebremos a Santa María de Guadalupe”, el arzobispo sugiere cuatro acciones para enfrentar la violencia:
Uno. Ver al otro como otro yo. “Sea quien sea, aunque sea un asesino en serie; en lugar de insultarle, escupirle o lincharlo… sin negar por principio la responsabilidad, merece ser tratado con dignidad y respeto. Es preciso cultivar la cultura de la comprensión y del perdón, la rabia implica odio, impulsa a despedazar, a matar”.
Dos. Cultura de vida frente a la cultura de muerte. “El hombre, encerrado en su materialidad, se reduce a ser cosa y ya no percibe el carácter trascendente de su existir… ya no considera la vida como un don espléndido de Dios. La vida llega a ser una cosa, que el hombre reivindica como su propiedad exclusiva, dominable y manipulable. El Concilio Vaticano II nos enseña que: ‘la criatura sin el Creador desaparece’”.
Tres. Un fin bueno no justifica medios malos. “Fundamento indispensable de todo orden moral. Sin él todo se puede legitimar: el genocidio, las cámaras de gas, las violaciones, el aborto, la eutanasia, la guerra, el terrorismo”. El Cardenal llama a que la seguridad pública, la impartición de justicia y en los procesos y estancias carcelarias se apeguen al principio que no combatir la violencia con violencia.
Cuatro. Educar para el amor al prójimo. “En el origen de todo conflicto donde sólo se resuelven a golpes, patadas o cuchilladas los problemas, urge educar para el amor. En esta época llena de desconciertos y paradojas –rica en medios, pobre en fines- muchas personas aunque no carezcan de cosas materiales necesarias, se sienten más solas, abandonadas, sin lazos afectivos, predomina la agresividad y violencia. Empecemos por sembrar perdón y amor al prójimo”.
El Arzobispo también critica en su carta a las diferentes ‘culturas’ generadoras de violencia: la exacerbación de la emoción sobre la reflexión, del lucro frente a la caridad y de la tolerancia como libertinaje relativista.
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