El Estado de Connecticut ataca directamente a la Constitución de E.U. y a la Libertad Religiosa
Submitted by poncho on Fri, 2009-03-13 10:31
Videos de las Opiniones de Obispos y el Caballero Supremo Carl Anderson en distintos medios de comunicación y marchas
Marzo 11, 2009
Hartford, Connecticut, E.U.
Aniquilando la Primer Enmienda de la Constitución de Estados Unidos
Opinión del Caballero Supremo Carl A. Anderson
Los legisladores aquí en el Estado Constituido de Connecticut, han declarado la Guerra a la Primer Enmienda. No hay error, el proyecto de ley No. 1098 de la cual han escuchado tanto, es un ataque directo a la Iglesia Católica.
Éste arrebata a nuestros obispos y párrocos la habilidad de admininistrar sus diócesis y parroquias.
Este proyecto de ley pretende arrebatar a los sacerdotes, la autoridad sobre asuntos de la Iglesia y en su lugar, dar ese control a una serie de consejos electos donde explícitamente se excluya a obispos y párrocos de la votación.
En efecto, este proyecto de ley establece, que no podemos confiar en nuestros sacerdotes y obispos. Es un insulto a cada sacerdote en el Estado de Connecticut.
Estamos hoy aquí para declarar que nuestros sacerdotes y obispos deben ser tratados con respeto. Estamos aquí para declarar que cada persona con convicciones religiosas en Connecticut debe ser tratada con respeto.
El proyecto de ley fue escrito y propuesto a la carrera, sin siquiera una llamada de cortesía a ninguno de los Obispos Católicos de Connecticut.
¡Merecemos algo mejor!
Bajo una ley como esta, no es demasiado decir que la Iglesia Católica ya no será mas "católica".
Consejos independientes de sus obispos, podrían crear parroquias mucho más únicas que universales. Algunas denominaciones podrían preferir esto, pero el punto es que cada denominación permanezca libre de elegirlo.
Por esta razón, es precisamente la libertad de ejercer la religión la que ha sido atacada en este proyecto de ley.
A pesar de que este ataque nos ha sorprendido ahora, no es un ataque sin precedentes. Muchos estados, incluyendo Connecticut, han mantenido leyes anti-Católicas que chocan con nuestro entendimiento moderno de libertad religiosa.
En Connecticut, a los Católicos se les prohibió legalmente detentar cargos públicos o ser propietarios de tierras en el siglo XIX. De hecho, tomó al Estado Constituido cerca de tres décadas posteriores a la ratificación de la Constitución de E.U., el poder garantizar la reconstrucción de la Primer enmienda de Libertad Religiosa a los Católicos.
Aún así, los ataques continúan. Nunca antes se había tratado de restringir la labor de la Iglesia Católica.
Los llamados "know-nothings" (especie de jacobinos americanos que buscan eliminar la fe católica y el ejercicio público de ciudadanos no nacidos en E.U.) a menudo han tratado de restringir la obra de la Iglesia Católica. Una de sus herramientas favoritas fue el "trusteeism"(situación especial en el s.XIX en que a falta de Clero suficiente, los laicos tomaban la administración de una parroquia, y que terminó cuando la Iglesia tuvo suficiente gente para administrarlas bajo el Canon de la Iglesia no sin antes propiciar fuertes enfrentamientos de consejos de laicos contra Obispos y Párrocos )que es precisamente lo que el proyecto de ley 1098 impondrá.
Nunca ha habido la menor duda de que esta práctica del "trusteeism" mandado por el Gobierno fue simplemente una herramienta para imponer severos límites inconstitucionales a la Iglesia Católica.
Pese a que la propuesta establecida por este proyecto de ley es prevenir fallas de manejo financiero en las parroquias, los promotores de este proyecto ignoran dos hechos: no sólo que estos incidentes son increíblemente atípicos, sino que además la Iglesia Católica ha adoptado medidas efectivas para prevenir la repetición de estas situaciones.
Además de que el proyecto de ley no sólo es inconstitucional, no es necesario en absoluto.
Los promotores de la propuesta de ley deben considerar el veredicto histórico de los "Know-Nothings" de quienes han adoptado sus tácticas, estos políticos de Connecticut no sólo están en el lado equivocado de la Primer Enmienda, sino también en el lado equivocado de la historia.
Habían transcurrido mas de 150 años desde que un estado mal encaminado intentara una legislación como esta, y fue por una buena razón.
En 1855, en el estado de Nueva York, los "Know-Nothings" se anotaron una victoria al pasar su propuesta de ley Putnam, en dicha legislatura. La propuesta de ley forzó el "Trusteeism" en la Iglesia Católica, y creó un serio problema legal para su administración. Además presentó la misma falacia que el proyecto de ley actual: los sacerdotes y obispos deberían enfocarse solo en lo que concierne a la Fe.
La propuesta de Ley Putnam fue abortada en 1863.
Pero la propuesta 1098 retrocede el reloj más de 150 años. No debemos regresar a ese oscuro período para la libertad religiosa en la historia de nuestro país - a una época marcada por el fanatismo y la intolerancia. Los promotores de la propuesta de ley de seguro no saben nada sobre la historia-¡pero nosotros si y ellos deberían saber también!
La lección del siglo XIX es que el poder para imponer estructuras que garanticen o arrebaten la autoridad a los líderes de la Iglesia a discreción de oficiales de gobierno, es el poder para intimidar y en última instancia destruir.
Como dijo el Obispo Hughes de Nueva York en 1842: "Cualquier denominaci[on religiosa en este país ... tiene el derecho de regirse de acuerdo a sus propias reglas, las cuestiones de disciplina eclesíastica pertenecen a su propio Gobierno. Nieguen ese derecho y estarán destruyendo la libertad religiosa.
Si un estado puede tan fácilmente violar la Primer Enmienda y decirle a una Igleisa cómo debe estar organizada y operar hoy, es posible con la misma facilidad hacer lo mismo a cualquier otra Iglesia el día de mañana.
Aquellos de nosotros que vivimos en Connecticut deberíamos ser especialmente sensibles a nuestras libertades de la Primer Enmienda.
Considere esto: De vuelta en 1801, un grupo de 26 Iglesias en Connecticut, conocido como la "Danbury Baptist Association" escribió al Presidente Thomas Jefferson para pedir su ayuda en la tarea de diseñar una ley que estableciera a la Iglesia Congregacional como la Iglesia de Estado en Connecticut. Su carta nos lleva directamente a la cuestión que enfrentamos con el proyecto de ley de 1098. Esto es lo que el Presidente Jefferson dijo en su carta:
"Creyendo con usted que la religión es un asunto de competencia exclusiva entre el hombre y su Dios, que no debe dar cuenta a nadie mas por su fe o su culto... He contemplado con reverencia ese acto soberano de todo el pueblo Americano en el cual se declaró que sus legisladores deberían "no hacer ninguna ley relativa al establecimiento de una religión, o prohibición del libre ejercicio de la misma," construyendo así una barrera que separa a la Iglesia del Estado.
El Presidente Jefferson consideró a nuestra Primer Enmienda como una "expresión de la voluntad suprema de la Nación en nombre de los derechos de conciencia".
¡Exhortamos a los legisladores de Connecticut a ponerse de pie con Jefferson, y proteger a nuestra Iglesia Católica y a cada Iglesia en Connecticut!
El proyecto de ley no da oportunidad para buscar su inconstitucionalidad en la corte. Pero aún así introducir este proyecto envía un peligroso mensaje a todos los líderes religiosos de un enfriamiento de la libertad religiosa y la libertad de expresión pues los líderes son forzados a considerar que lo que digan puede ser sujeto a la interferencia e intimidación del Gobierno.
Es irónico que los legisladores del "Estado Constituido" hayan propuesto esta arcáica medida.
Concluyendo, yo quisiera decir algo sobre
Para concluir, quisiera decir algo acerca de todo lo que se habla acerca de este proyecto de ley, que ha sido hecha en respuesta a las preocupaciones de los laicos. Como el líder de los Caballeros de Colón - la mayor organización de los laicos en los EE.UU. y en Connecticut, déjenme decirles lo que nos preocupa:
• Nos preocupa que nuestros obispos y sacerdotes sean tratados con respecto;
• Nos preocupa que esta legislatura tenga procedimientos que sean justos y deliberativos, y no se apresure a una sentencia.
• Nos preocupa nuestra Primera Enmienda que protege las libertades religiosas.
• Y que Dios que nos dio la libertad bendiga al Estado de Connecticut y las deliberaciones de esta Asamblea Legislativa.
Gracias.
Mas Información:
Diocese of Bridgeport
Family Institute of Connecticut
National Catholic Register
Archbishop Mansell Statement
Connecticut Catholic Conference Action Alert
Documento Original:
Shredding the First Amendment in the Constitution State
Remarks of Supreme Knight Carl A. Anderson
March 11, 2009
Hartford, Conn.
Legislators here in the Constitution State have declared war on the First Amendment. Make no mistake – the ill-conceived Bill No. 1098 which you have heard so much about is an attack that exclusively targets the Catholic Church.
It would strip our bishops and priests of their ability to administer dioceses and parishes.
This bill would wrest authority over Church affairs from pastors, bishops and dioceses and instead turn over control to a series of elected boards, explicitly excluding the bishops and pastors from voting.
In effect, this bill states we cannot trust our priests and bishops. It is an insult to every priest in the state of Connecticut.
We are here today to say that our priests and bishops should be treated with respect. We are here to say that every person of religious belief in Connecticut should be treated with respect.
The bill was written and rushed before committee without even the courtesy of a call to any of Connecticut’s Catholic bishops.
We deserve better!
Under a law like this, it is not too much to say that the Catholic Church would no longer be “catholic.” Boards – independent of their bishops – could create parishes more unique than universal. Some denominations prefer such a set up, but the point is that every denomination must remain free to choose.
For this reason, it is precisely the free exercise of religion that is at stake in this bill.
Though this attack is surprising today, it is not unprecedented. Many states, including Connecticut, once maintained anti-Catholic laws that shock our modern understanding of religious freedom.
In Connecticut, Catholics were legally forbidden from holding public office, or owning land into the 19th century. In fact, it took the Constitution State nearly three decades after ratification of the U.S. Constitution to grant something resembling First Amendment religious freedom to Catholics.
Even then attacks continued. Know-Nothings often tried to restrict the actions of the Catholic Church. One of their favorite tools was “trusteeism” – precisely what Bill 1098 would impose.
There has never been any doubt that government-mandated trusteeism was simply a tool to impose severe, unconstitutional limits on the Catholic Church.
Though the stated purpose for this bill is to prevent financial mismanagement of parishes, the bill’s sponsors ignore two facts: not only are such incidences incredibly rare, but the Catholic Church has adopted effective measures to prevent a repeat of such situations.
And so the bill is not only unconstitutional, it’s unnecessary.
The bill’s sponsors might consider history's verdict on the Know-Nothings - whose tactics they have now adopted, for these Connecticut politicians are not only on the wrong side of the First Amendment, but on the wrong side of history.
It has been more than 150 years since a state was misguided enough to attempt such legislation, and for good reason.
In 1855, in the state of New York, the Know-Nothings scored a victory with the passage of the Putnam Bill in that state's legislature. This bill forced trusteeism on the Catholic Church, and created serious legal problems for its administration. It also presented the same fiction as the current bill: priests and bishops should focus only on matters of faith.
The Putnam Bill was repealed in 1863.
But Bill 1098 turns the clock back more than 150 years. We must not return to the darkest period for religious freedom in our country’s history – a time marked by bigotry and intolerance. The bill’s sponsors may know nothing about history – but we do and they should!
The lesson from the 19th century is that the power to impose structures that grant or take away authority of church leaders at the discretion of government officials is the power to intimidate and ultimately to destroy.
As New York’s Bishop Hughes said in 1842: “Every religious denomination in this country … has a right to regulate, according to its own rules, the questions of ecclesiastical discipline pertaining to its Government. Deny this right, and you destroy religious liberty.”
If a state can so easily brush aside the First Amendment and tell one church how it must be organized and operated today, it can easily do the same to any other religion tomorrow.
Those of us who live in Connecticut should be especially sensitive to our First Amendment liberties.
Consider this: Back in 1801, a group of 26 Connecticut churches known as the Danbury Baptist Association wrote to President Thomas Jefferson to ask his help in challenging a state law that established the Congregational Church as the state church of Connecticut. His letter bears directly on the issue we face with Bill 1098. This is what President Jefferson said in his letter:
“Believing with you that religion is a matter that lies solely between man and his God, that he owes account to none other for his faith or his worship...I contemplate with sovereign reverence that act of the whole American people which declared that their legislature should “make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof,” thus building a wall of separation between church and state.”
President Jefferson considered our First Amendment to be an: “expression of the supreme will of the Nation in behalf of the rights of conscience.”
We call upon Connecticut legislators to stand with Jefferson, and protect our Catholic Church and every Church in Connecticut!
The bill doesn’t stand a chance against a court challenge of its constitutionality. But even introducing this Bill sends a dangerous message to all religious leaders that will chill freedom of religion and free speech as religious leaders are forced to consider whether what they say will subject them to government interference and intimidation.
How ironic that lawmakers from the “Constitution State,” have proposed this archaic measure.
In closing, I would like to say something about all the talk about this bill having been made in response to the concerns of the laity. As the leader of the Knights of Columbus – the largest organization of the laity in the U.S. and Connecticut, let me tell you what we are concerned about:
• We are concerned that our bishops and priests are treated with respect;
• We are concerned that this legislature have procedures that are fair and deliberate and not a rush to judgment;
• We are concerned that our First Amendment religious liberties be protected.
• And may the God who gave us liberty bless the State of Connecticut and the deliberations of this Legislature.
Thank you.
More information:
Diocese of Bridgeport
Family Institute of Connecticut
National Catholic Register
Archbishop Mansell Statement
Connecticut Catholic Conference Action Alert
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