Fueron Hombres de Iglesia los protagonistas de la Independencia

Fueron hombres de Iglesia los protagonistas de la Independencia LA INDEPENDENCIA Y LA IGLESIA Es innegable: fueron hombres de Iglesia los protagonistas de la gestación y consumación de la independencia de México Por Gilberto Hernández García. Fuente: http://www.elobservadorenlinea.com/ El próximo año estaremos festejando 200 años del inicio de la lucha por la independencia de México con respecto a la corona española. La celebración ofrece una inmejorable oportunidad para intentar una lectura objetiva, serena y crítica, más allá de cualquier apasionamiento o ideología, de esos momentos cruciales de nuestra historia nacional. Hace unos días, don Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia y presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Mexicana para la Celebración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, señaló que es necesaria una «revisión y purificación de la memoria histórica en la que se reconozca el papel protagónico que ha tenido la Iglesia católica, pastores y fieles, en el devenir histórico de nuestra nación», a la luz de investigaciones recientes. Para nadie es un secreto que en ciertos momentos y para ciertos personajes, amparados en el escudo del laicismo, la Iglesia llegó a ser vista como el principal obstáculo de la identidad de la soberanía y del desarrollo de la nación y se pensó que su eliminación del escenario público o al menos su marginación y reducción a la esfera privada, traería una mayor afirmación de la identidad de los mexicanos. Son Iglesia los Insurgentes como Iglesia eran los Realistas La participación de la Iglesia en estos acontecimientos dramáticos que conmemoramos es motivo de juicios contrapuestos, de discusiones a veces enconadas, sin embargo una cosa es innegable, nos guste o no: los hombres de Iglesia y no sólo los llamados «eclesiásticos», obispos, sacerdotes, sino también laicos, miembros por el bautismo del pueblo fiel, fueron protagonistas en la gestación y en la consumación de la Independencia; eran Iglesia los insurgentes y eran Iglesia los realistas. Según el arzobispo de Morelia, es «muy comprensible, en el contexto de la época, que los obispos, prácticamente todos peninsulares, promovidos por la Corona Española en virtud del patronato regio, se opusieran a cualquier intento de Independencia, pero es muy significativo también que un sector importante de la Iglesia, incluidos algunos clérigos, esgrimieran argumentos aun de tipo teológico para defender el movimiento armado cuando se cerraban las posibilidades de un cambio pacífico que, por otro lado, se veía necesario por el creciente desequilibrio social, la marginación de los nacidos acá y la inequidad injusta». En este sentido, la investigadora Guadalupe Jiménez Codinach apunta que, durante la guerra de Independencia, «hay sacerdotes, religiosos y legos de tres tipos: unos son pro-realistas, otros pro-insurgentes, pero la gran mayoría no es ni uno ni otro, que no saben qué hacer en esa situación difícil; por un lado, está su feligresía que a veces es atacada por insurgentes y el propio párroco se tiene que esconder, o a veces [la feligresía es atacada] por realistas y si su feligresía ha sido insurgente, los van a castigar y el párroco o los defiende o también es castigado; es decir, la gran mayoría de los sacerdotes no participó, aunque nos imaginamos por las grandes figuras que hubo una enorme participación». La estudiosa señala que probablemente haya unos «400 de un lado y 300 que sí son dirigentes y participan en la guerra, pero esa no es la gran mayoría de los sacerdotes y de los religiosos de la Nueva España, lo cierto es que el clero, tanto regular como secular, se dividió profundamente en cada convento, en cada diócesis». ¿Alto clero versus bajo clero? Durante mucho tiempo se propagó la imagen de la iglesia cuya jerarquía eclesiástica está vinculada con el poder y con la inquisición, por un lado; y por otro, la de aquellos curas que son reconocidos como héroes de la Independencia, nombrados como «el bajo clero». La doctora Cristina Torales Pacheco, experta en historia virreinal, es contundente al afirmar que debe quitarse del discurso historiográfico «la idea de un bajo clero y de un alto clero, es decir, el clero es uno. Y la carrera eclesiástica lleva a quienes optan por ella —en aquél tiempo como ahora— a un proceso en donde se forman, se educan, llevando a cabo sus actividades primero como vicarios, después como párrocos, etcétera, y hay quienes siguen en esa carrera hasta llegar al gobierno y a la jerarquía de la Iglesia». Incidencia del clero en la Independencia Según Cristina Torales, a los partícipes y líderes de los movimientos emancipadores «los han identificado siempre con una ilustración de corte francés, desconociendo que se dio y existió una ilustración en el mundo hispánico que comprendió Asia, América y Europa». Y en ese mundo de fin del siglo XVIII «las comunidades en esos espacios lograron vincularse a una visión y un modo de ser ilustrado, que ciertamente no atentó o no desarrolló un pensamiento que atentara contra la fe católica, que no se desarrolló una ilustración centrada en el pensamiento filosófico, sino fue una ilustración más pragmática, interesada en una transformación a partir de la adaptación», asegura la experta. Torales Pacheco señala que dentro de este grupo de intelectuales ilustrados sobresalen los clérigos, tanto regulares como seculares que, luego, la histografía de principios del siglo XX, imbuida por el positivismo, dejó fuera de la lista de los próceres de la Independencia. La investigadora sostiene que «recuperando a nuestros ilustrados podemos comprender de una manera más puntual la incidencia del clero en el movimiento independentista, que nos llevó a la creación de una nación; porque estos ilustrados tienen una actividad no sólo como inspiradores y partícipes en este movimiento de Hidalgo, que podíamos identificar en el año 1810-1811, sino que estuvieron presentes en lo que podría llamarse como ‘guerra de conciencias’, aquellos debates que se desarrollaron a través de la folletería, el recurso de la imprenta, para lograr en las conciencias de los novohispanos la construcción de una nación». Superar la confrontación, favorecer la reconciliación En concreto, la Independencia nacional y la Revolución Mexicana son hechos complejos que fácilmente dan pie a la polémica. En su carta colectiva del año 2000, los obispos mexicanos afirmaron que «para superar la permanente tentación de la confrontación y la violencia que nos ha marcado en algunos momentos de nuestra historia y para abrir caminos nuevos en los que todos podamos participar para construir el futuro de la nación, es necesario crear espacios de encuentro, de diálogo y de reflexión en los que, partiendo de la realidad y de la identidad de nuestra nación, debemos revisar qué es lo que nos une como mexicanos, cuáles son nuestros referentes comunes y donde están los principales problemas que nos han contrapuesto, de manera que podamos encontrar los caminos para crecer en un clima de reconciliación, de justicia y de paz». Fuente: http://www.elobservadorenlinea.com/ Periodismo Católico