Escrito por Mons. Rogelio Cabrera López Lunes, 26 de Octubre de 2009 11:14 Ante la reforma fiscal Boletín de Prensa de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez. En estos días estamos siendo testigos de la gran dificultad que están teniendo nuestros legisladores para establecer la carga presupuestal para el próximo año. Nuestro deseo es que este ejercicio de diálogo y búsqueda del mejor camino para el bien de nuestro país se alcance la adecuada solución. Quiero recordar los principios que la Iglesia propone acerca del modo como los ciudadanos debemos actuar frente a las tasas impositivas: “Los ingresos fiscales y el gasto público asumen una importancia económica crucial para la comunidad civil y política: el objetivo hacia el cual se debe tender es lograr una finanza pública capaz de ser instrumento de desarrollo y de solidaridad. Una hacienda pública justa, eficiente y eficaz, produce efectos virtuosos en la economía, porque logra favorecer el crecimiento de la ocupación, sostener las actividades empresariales y las iniciativas sin fines de lucro, y contribuye a acrecentar la credibilidad del Estado como garante de los sistemas de previsión y de protección social, destinados en modo particular a proteger a los más débiles. La finanza pública se orienta al bien común cuando se atiene a algunos principios fundamentales: el pago de impuestos como especificación del deber de solidaridad; racionalidad y equidad en la imposición de los tributos; rigor e integridad en la administración y en destino de los recursos públicos. En la distribución de los recursos, la finanza pública debe seguir los principios de la solidaridad, de la igualdad, de la valoración de los talentos, y prestar gran atención al sostenimiento de las familias, destinando a tal fin una adecuada cantidad de recursos” (Compendio de doctrina social, 355). La carga de impuestos deberá respetar los principios de solidaridad, racionalidad y equidad. Y quienes administran los recursos tendrán que hacerlo con rigor e integridad. Tres calificativos deben acompañar a la reforma fiscal: justa, eficiente y eficaz. Y deberá tener en cuenta la protección de los más pobres y atender el sostenimiento de las familias para que todos llevemos una vida digna. + Rogelio Cabrera López Arzobispo de Tuxtla