¿ QUE HACER, AQUI Y AHORA, FRENTE AL HALLOWEEN?
Submitted by adolfo.haedge on Thu, 2009-10-29 13:36
¿Qué hacer, aquí y ahora, frente al Halloween?
Veinte medidas prácticas para padres de familia, escuelas y parroquias.
Escrito por Diana R. García Bayardo.
1) Como cristianos, no mantenerse apáticos ante el tema. «Hacerse de la vista gorda» es un modo de convertirse en cómplice.
2) Comenzar a llamar a las cosas por su nombre, en lugar de tratar de disfrazarlas. Los obispos de muchas partes del mundo han sido claros: la fiesta del Halloween tiene un trasfondo de ocultismo. El arzobispado de México señaló en 2007 que, «si buscamos ser fieles a nuestra fe y a los valores del Evangelio, debemos concluir que la fiesta del Hallowen no sólo no tiene nada que ver con la celebración que le dio origen [la de Todos Santos], sino que incluso es nociva y contraria a la vida cristiana».
3) Hacer conciencia de que es una contradicción que, por un lado, se eduque a los niños para que aprendan a respetar a los demás, pero en Halloween, con el «dulce o travesura», se esté aceptando y hasta justificando que una vez al año se haga mal al prójimo si éste no cumple caprichos.
4) A los niños pequeños hay que explicarles de manera sencilla y clara, pero firme, lo negativo que hay en el Halloween y su festejo. Es necesario explicarles que Dios no quiere que nos identifiquemos ni con brujas ni con monstruos, pues somos hijos de Dios. La enseñanza para niños mayores, adolescentes y jóvenes debe ser mucho más completa, evidenciando las prácticas satánicas de la religión celta de los druidas, en la cual se inspiran todos los elementos propios de la fiesta del Halloween, y mostrar con las Sagradas Escrituras cómo esto se opone tajantemente a la voluntad de Dios. Entre las citas bíblicas que conviene incluir figuran Ex 22, 17; Dt 18, 10; Lv 19, 26 y Lv 20, 6. El Catecismo de la Iglesia Católica, números del 2111 al 2117, son también indispensables en esta educación.
5) En las catequesis y demás enseñanzas relativas a esa fiesta es buena idea que los niños inviten a sus amigos, para que se atenúe el impacto de rechazo social que sufrirán los primeros por no celebrar Halloween, y sus compañeros entiendan por qué no participan.
6) El día 31 de octubre, pero no por la noche, se sugiere invitar a un sacerdote a las escuelas católicas, o a asistir a la propia parroquia, para que, después de una breve enseñanza, se bendiga a los niños y adolescentes. Por la noche es conveniente que no salgan a la calle y que tampoco vean películas de terror ni programas de TV del Halloween (OJO: todas las caricaturas y series de televisión tienen al menos un capítulo relativo a la promoción de la «noche de brujas»).
7) Cada familia puede reunirse esa noche para que todos juntos vean alguna película en DVD que realmente aliente la conciencia cristiana. Si en la familia hay niños pequeños, hay opciones en dibujos animados como Los niños y el sol (sobre las apariciones de la Virgen a los niños de Fátima), Príncipe de Egipto (la historia de Moisés y el Éxodo), José, rey de los sueños (sobre el hijo de Jacob), El Hombre que hacía milagros (película sobre Cristo, hecha con muñecos de plastilina), Juan Pablo II, amigo de la humanidad, etc. Si los hijos son adolescentes o jóvenes, el panorama es mucho más ancho: en las librerías católicas es posible conseguir películas acerca de la vida de santos (¡Cuidado!, en algunas de estas librerías se han colado cintas como Amén, que difama a Pío XII y a la Iglesia, y Juana de Arco, interpretada por Milla Jovovich y dirigida por Luc Besson, en la que se niegan las experiencias sobrenaturales de la santa francesa).
8) Si la familia quiere dar algo a los que tocan a su puerta «pidiendo» Halloween, en lugar de darles dulces —sería un modo de complicidad con la fiesta, además de que el 50% de los niños de nuestro país ya padece obesidad— se les podrían obsequiar estampitas de santos; éstas pueden comprarse también en librerías católicas, pero otra opción sería bajar algunas de internet, ponerles una breve biografía e imprimirlas.
9) En el caso de hijos jóvenes o adolescentes, no es conveniente que esa noche asistan a fiestas, ya que es una fecha en la que suele aumentar el número de delitos: es más fácil que la gente que porta un disfraz y que, por tanto, de algún modo aparece «velada» frente al mundo, se desinhiba y realice actos malos que en su vida normal no realizaría. Recuerden, papás y mamás, que los tiempos de ahora son más peligrosos que cuando ustedes eran adolescentes, y que por eso sus hijos ya no pueden hacer todo lo que ustedes hacían.
10) Para evitar que sus hijos jóvenes corran peligro al salir, no se vale que presten su propia casa para la fiesta: con ello están haciendo que otros jóvenes salgan de las suyas para ir a la de ustedes y que igual se expongan a los peligros de esa noche. Además, haciendo la fiesta en casa ¿no sería, finalmente, hacerle el juego al Halloween? Al abrir las puertas de la casa a la «noche de brujas», ¿a quién creen que están invitando en realidad?
11) La mayoría de las escuelas privadas —católicas o laicas—, con el pretexto de ser bilingües y, supuestamente, biculturales, han adoptado casi todas las costumbres de Estados Unidos —aunque la escuela se llame «francesa», «suiza», «canadiense», «alemana», etc.—, y especialmente han tenido mucho de la culpa de que el Halloween se extienda en México. Hoy se les propone algo diferente:
a) Que dejen de prestar sus instalaciones para este tipo de actos.
b) Que declaren pública y abiertamente que el mandato constitucional es el de «proporcionar una educación nacionalista», y que la celebración del Halloween, el 4 de julio o el Thanksgiving atenta contra la identidad mexicana.
c) Que de manera individual o colectiva los colegios soliciten a la Secretaría de Educación Pública que se prohiba abiertamente la celebración del Halloween en todas las escuelas del país.
12) Así como no es necesario que busquemos una «alternativa» a la fiesta musulmana del Ramadán, o a la fiesta judía del Yom kippur, tampoco existe una verdadera razón para tener que hacerlo con la fiesta paganosatánica del Halloween. Aun así, para padres que no puedan resignarse a dar un «no» definitivo a la fiesta del 31 de octubre, al menos se les sugiere lo siguiente:
a) Que los niños se disfracen de santos o de personajes de la Biblia.
b) Que en lugar de pedir, obsequien algunas cosa. Por ejemplo, que preparen tarjetitas con mensajes cristianos (hay bonitos «separadores» en las librerías católicas), y que toquen a las casas y los regalen a la gente diciendo algo así como: «Le regalo esta .... (estampa, separador, tarjeta, etc.) porque mañana es el Día de Todos los Santos, una fiesta muy importante para nosotros los cristianos».
c) Que los niños, por ningún motivo, salgan sin la constante vigilancia de un adulto.
13) Hay que «rescatar» la celebración del Día de Todos Santos. En la Iglesia esta fecha tiene rango de «fiesta de guardar», pero como en México las autoridades políticas no permiten faltar a la escuela o al trabajo para asistir a la Eucaristía, se dispensa a los católicos de su cumplimiento. Sin embargo, se recomienda:
a) En los templos, dar atención especial a las Misas de ese día; no hay por qué conformarse con las que de ordinario se celebran entre semana. Búsquense horarios realmente adecuados para que el Día de Todos Santos acuda a Misa la mayor cantidad posible de fieles.
b) Las escuelas católicas pueden pedir a un sacerdote que celebre la Eucaristía en sus instalaciones.
c) Las familias harían bien en renunciar a un rato de descanso vespertino para participar en la Santa Misa. Ése será siempre el mejor modo de glorificar a Dios por su triunfo en la vida de los santos.
14) La fiesta de Todos Santos puede prepararse con bastante anticipación. Fray René Alcocer Sáenz, O.F. , de la Rectoría de Cristo Rey de la Paz, de la ciudad de México, y fundador de la Fraternidad Sacerdotal de Oblatos Franciscanos en la ciudad de Monterrey, comienza el 1º de octubre, fiesta de santa Teresita del Niño Jesús. Ese día entrega a los fieles unas papeletas conteniendo el nombre de un santo. Cada uno tiene la tarea de buscar una estampita y la historia del santo que les había tocado, además de imitar durante todo el mes alguna de sus virtudes y hacer alguna oración en familia, por ejemplo el rezo del Santo Rosario. Para cuando llega el 1º de noviembre ya todos están familiarizados con ese santo.
15) Otra opción —para el catecismo o para las escuelas— es que a los alumnos se les encomiende buscar una imagen y datos del santo al que fueron encomendados el día de su bautizo —por desgracia, hoy muchos niños y jóvenes tienen nombres no cristianos; en tal caso se les pide que escojan a un santo al cual deseen convertir en su patrono personal—; en una fecha determinada, todos hablarán brevemente de la vida de su santo.
16) En casa se puede invitar a todos los miembros de la familia a prepararse con anticipación a la fiesta de Todos los Santos eligiendo algún santo como patrono de la familia. Todos habrán de investigar datos sobre el santo, y los compartirán en una reunión que hagan el 1º de noviembre.
17) Si se quiere que la fiesta de Todos Santos salga de los confines familiares, puede invitarse a los amigos de los hijos.
a) Par ambientar el lugar pueden adquirirse estampitas con imágenes de santos para regalar a los invitados; adornar la mesa con tarjetas con versículos de la Biblia relativos a la santidad, incluso se pueden poner letreros en las sillas con nombres de santos.
b) A los platillos se les pueden poner letreritos con nombres adecuados a la ocasión: «emparedados celestiales», «galletas de los diez mandamientos», «malteadas angelicales» etc. Para ello aproveche sus recetas favoritas y sólo cambie el decorado, haciéndolo alusivo a la ocasión.
c) Use su inventiva para organizar juegos y competencias que involucren a los niños en conocer mejor a los santos, a los personajes de la Biblia, los mandamientos, las obras de misericordia, etc.
18) Para la Iglesia el Día de Muertos no es fiesta —ni fiesta de guardar— sino conmemoración. La intención principal de este día es orar y hacer penitencia por los difuntos para que, si aún no entran a la gloria del Cielo, nuestras intercesiones ante Dios sirvan para apresurar ese momento. Por tanto se recomienda:
a) Anotar los nombres de los familiares y amigos difuntos en la lista que todos los templos parroquiales y capillas ponen a disposición de la feligresía, para que sean recordados en las celebraciones eucarísticas.
b) De ser posible, asistir a Misa.
c) Rezar en familia por los parientes muertos. La oración del Rosario sería muy conveniente.
19) Las tradiciones del pan de muerto,las calaveritas de azúcar, las calaveras (poemas) y los altares de muerto no tienen relevancia en la vida cristiana, pero son adecuadas como preservación de la identidad mexicana siempre y cuando no se contaminen con ideas paganas. Es un grave error, por ejemplo, decir que la noche entre el 1 y el 2 de noviembre el muerto al que se le dedica el altar «viene» del otro mundo y se come su comida favorita. Tampoco se vale tomar ese día de pretexto para vestir a los niños de mamarrachos y salir en la noche pidiendo «para mi calaverita» casa por casa; eso es lo mismo que celebrar el Halloween intentando disfrazarlo de «fiesta mexicana». La verdadera tradición es que los papás compren una calaverita de azúcar para cada uno de sus hijos, no que los hijos salgan a mendigar para adquirir una.
20)En cuanto a los altares de muerto, la exitosa experiencia en unos cuantos colegios católicos de Querétaro, en que el altar lo dedican a personas de innegable vida de santidad y, a la vez, cercanos la experiencia de los alumnos (por ejemplo, a la madre Teresa de Calcuta o a Juan Pablo II), o bien a los niños no nacidos a causa del crimen del aborto, ha tenido un impacto inesperadamente positivo y evangelizador que realmente vale la pena imitar.
Por Diana R. García Bayardo.
Fuente: http://www.elobservadorenlinea.com/
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