Ëtica y Rentabilidad.

Ètica & Rentabilidad Impresor Favorable 5/19/2010 por Carl A. Anderson, Caballero Supremo Los Caballeros de Colón y las enseñanzas sociales modernas del catolicismo nacieron con apenas una década de diferencia: Los Caballeros en 1882, y las enseñanzas sociales de la Iglesia que tomaron en cuenta los rápidos cambios del mundo del comercio, con la encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum en 1891. Las enseñanzas sociales del catolicismo y los Caballeros de Colón también comparten una misma motivación: el mandato de Cristo de que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La motivación del Padre McGivney para fundar Caballeros de Colón tenía componentes a la vez religiosos y económicos. No le interesaba hacer dinero para sus accionistas ni conseguir una ganancia a cualquier costo. En cambio, deseaba proteger la fe — y la economía — de las familias católicas. Como organización católica, Caballeros de Colón ha tomado en serio ese mensaje desde entonces. Antes de su elección como Papa Benedicto XVI, el Cardenal Joseph Ratzinger advirtió que sin un fundamento ético, las economías de mercado se desplomarían. Por desgracia, fueron demasiadas compañías — y demasiadas personas que trabajaban para esas compañías — las que pusieron en entredicho los valores fundamentales a cambio de la falsa promesa de una ganancia rápida. Estados Unidos — junto con el mundo entero — aún se debate con los resultados. A partir del colapso económico de 2008, la ética de las decisiones comerciales ha sido el tema de numerosas discusiones. Cualquiera que haya sido la causa de ese colapso, no cabe duda de que la codicia fue uno de los catalizadores principales. La pregunta siguiente es clave: ¿Puede un negocio ser a la vez ético y exitoso? La respuesta, por supuesto, es sí. Y la gente lo sabe. CARIDAD Y FRATERNIDAD La Encuesta de Opinión Pública de Caballeros de Colón/Marist College del año pasado descubrió que las tres cuartas partes de los norteamericanos, y más de 9 de cada 10 ejecutivos, concuerdan con que un negocio puede ser a la vezético y exitoso. No se trata solo de opiniones. En un libro escrito por Jim Collins y Jerry I. Porras intitulado Built to Last: Successful Habits of Visionary Companies (Diseñadas para durar: Hábitos exitosos de compañías visionarias) (HarperBusiness, 2004), los autores comienzan por rechazar la noción de que “las empresas más exitosas existen antes que nada para maximizar las ganancias.” Los autores añaden que la ganancia no es la “fuerza predominante ni el objetivo principal” de las compañías visionarias, y concluyen que “las compañías visionarias hacen más dinero que las que están más impulsadas por las ganancias.” Una de estas empresas es Caballeros de Colón. La Orden ha sido líder en el ejemplo tanto de donaciones caritativas como de habilidad para administrar una empresa comercial exitosa basada en las enseñanzas católicas. También nos esforzamos por proteger la economía de nuestros hermanos. Caballeros y sus familias, quienes invierten con nosotros, y tratar bien a nuestros empleados. Caballeros de Colón no es un negocio destinado simplemente a ganar dinero. En cambio, la Orden existe para proteger el futuro económico de las familias de sus miembros. Y nuestros hermanos Caballeros son nuestra familia. Ésta es nuestra fortaleza, y en ella se basan nuestras decisiones. El trato ético en cualquier área, incluyendo los negocios, debe basarse en nuestra concepción sobre la dignidad de cada persona, y nuestra responsabilidad por nuestro prójimo y hermano. En lugar de adoptar la codicia y la envidia que motivaron a Caín — quien mató a su hermano y fingió ignorar el crimen con estas palabras infames “¿Acaso soy el guardián de mi hermano?” — el sentido adecuado de las prácticas comerciales éticas es el que toma el ejemplo del buen samaritano: ama a tu prójimo y preocúpate por tu hermano. Las decisiones éticas también exigen que no eludamos la responsabilidad y dejemos que alguien más haga algo en contra de la ética por nuestra cuenta. En Caballeros de Colón, esto significa que nuestras reglas de inversión nos prohíben invertir en ciertas áreas, incluyendo la pornografía y el aborto. Sin embargo aun en las peores crisis de que tengamos memoria, seguimos ganando dinero, e incluso incrementamos nuestra solidez en relación con la industria, sin poner en peligro nuestros principios, sino defendiéndolos. LA REGLA DE ORO Por nuestro compromiso con la administración de nuestra empresa de manera consistente con las enseñanzas sociales católicas, la de Caballeros es una de las únicas tres compañías aseguradoras de Estados Unidos — y la única de Canadá — que ha alcanzado la calificación más alta de A.M. Best y Standard & Poor’s, así como la certificación de Asociación de Normas del Mercado de Seguros (IMSA). Esta última certificación es muy importante porque constituye un compromiso ético que hace posible una rentabilidad continua. Es la solidez financiera por medio de la solidez moral la que permite que el desarrollo económico sea realmente sustentable. El Papa Benedicto XVI lo dejó claro en su última encíclica, Caritas in Veritate (Caridad en la Verdad). La enseñanza social católica, así como nuestra propia experiencia, demuestran que la regla de oro — que dice que debemos tratar a otros como queremos que nos traten — es lógica en los negocios. Con el tiempo, será la empresa ética la que evitará las apuestas riesgosas con el dinero de los demás. Y será la empresa ética la que trate a sus clientes y asociados comerciales de una manera que se gane su confianza, su preferencia a futuro y su lealtad. Hemos visto esto en los meses recientes con un incremento de la demanda de calidad, en especial en lo que se refiere a los productos financieros, como clave de la recuperación económica. Pero para los cristianos, y en realidad para todas las personas de buena voluntad, esta “calidad” debe incluir siempre la brújula moral de una corporación. Todos nosotros — ejecutivos, empleados, inversionistas o consumidores — debemos insistir en que así sea. Esto no corresponde única o primordialmente al gobierno, aunque sus políticas pueden usarse para contribuir a crear un clima comercial más moral. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de amar a su prójimo y crear un ambiente ético en su hogar, en su trabajo y en toda la sociedad. Entonces, como regla general de los negocios, podemos decir junto con el economista político y autor Peter Drucker (1909-2005) que no necesitamos una ética comercial; nuestra ética personal — que se encuentra presente en todos los aspectos de nuestra vida — elimina la necesidad de cualquier ética especializada. Basar la rentabilidad en los valores significa basar las decisiones en un lecho de roca y no en las arenas movedizas de la última moda riesgosa. Esto es algo que el Padre McGivney comprendía, y que sigue constituyendo el principio que guía a los Caballeros de Colón.