Abrámos y allanemos el camino de la democracia.

Escrito por Mons. José Luis Chávez Botello Lunes, 14 de Junio de 2010 10:02 Abrámonos y allanemos el camino de la democracia La Iglesia aprecia el sistema de la democracia en la medida que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza la posibilidad de elegir y pedir cuentas a sus propios gobernantes o, en caso de un mal desempeño, sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Una auténtica democracia solo es posible en un Estado de Derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana; esto comporta asumir los valores que inspiran y sostienen los procesos democráticos: la dignidad de toda persona, el respeto a los derechos humanos, el bien común como fin y criterio de la vida política (cfr. Juan Pablo II, Centesimus Annus 46). La participación responsable de los ciudadanos, la presencia de organizaciones civiles y la salud de las instituciones constituyen el cimiento y armazón sobre el que se construye un Estado Democrático; sin esto, nunca impulsaremos ni veremos en Oaxaca una democracia auténtica. Las organizaciones civiles son los grupos o sectores organizados de la sociedad que tienen una presencia sentida en la promoción del bien común en campos precisos y con acciones concretas, por ejemplo, la promoción y defensa de los derechos humanos, apoyo a la educación de calidad o al deporte, capacitación en la responsabilidad social, organización e impulso de la iniciativa privada con sentido social, atención a discapacitados, rescate y fomento de variadas expresiones del arte etc. Las organizaciones civiles son espacios adecuados para desarrollar la dimensión social de las personas porque favorecen la convivencia y acción social más libre y justa, ayudan a superar las divisiones ideológicas al impulsar lo que une y sirve más allá de lo que divide y daña; son espacios que ayudan a recomponer el tejido social. Son señal de que se avanza hacia la democracia la acción sentida de organizaciones civiles no politizadas ni manipuladas como apéndice de grupos con intereses solo políticos o económicos sin impulsar el bien común. Una sociedad sin el piso de organizaciones e instituciones civiles “Fácilmente degenera en demagogia y en fórmulas políticas contrarias a la libertad y la justicia” (Obispos de México, Del Encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos 261). En Oaxaca tenemos que reconocer que nuestras comunidades indígenas, cuando no se dejan politizar ni manipular por otros intereses, son verdaderas escuelas donde se cultiva la dimensión social de la persona a través de la participación corresponsable en asambleas, en variados servicios y acciones que miran al bien común. Impulsarían la democracia en Oaxaca si promovieran la educación de calidad en todos sus miembros, si reconocieran todos los derechos a la mujer igual que a los varones y se abrieran a otros valores sin perder los propios; así darían además mayor sustento y rumbo a sus Usos y Costumbres. Es lamentable y hasta vergonzoso la existencia de grupos y asociaciones a quienes no interesa el bien común y temen se allane el camino a la democracia auténtica. La jornada de elecciones del próximo 4 de julio es un momento privilegiado para mostrar que realmente queremos un país democrático. No nos engañemos, el abstencionismo, el soborno, los fraudes y la corrupción no solo cierran el camino a la auténtica democracia sino que la ahuyentan, ensucian la política, dañan las instituciones e impiden el desarrollo de los pueblos. Con mi saludo y bendición para todos. + José Luis Chávez Botello Arzobispo de Antequera-Oaxaca