La resistencia católica en la ciudad de México, Distrito Federal en pleno siglo XXI
Submitted by poncho on Fri, 2011-07-01 23:21
¿Puede un Ministro de Culto denunciar la perversidad de un partído político al grado de sugerir que no se vote por el mismo? Este es el argumento jacobino que el PRD ha utilizado como revancha personal en contra del vocero de la Arquidiócesis de México por denunciar su caracter abortista y contra la familia que como partido en el gobierno en la ciudad continua causando estragos a la sociedad.
Sin embargo, denunciar la inmoralidad, aunque sea "legal", como es el caso del aborto, no es sino un deber ineludible de conciencia para todo ministro de la Iglesia. Baste recordar que en el terrible ascenso al poder del partido nazi en la Alemania de los años 30s se tiene poco en cuenta la resistencia que millares de alemanes opusieron a los "camisas pardas".
Según estadísticas oficiales, la resistencia interna alemana durante los años de guerra (1939-1945) sufrió 130.000 víctimas. Sólo la masacre que siguió al atentado de Hitler, el 20 de julio de 1944, costó la vida a 4.980 personas. En México en pleno siglo XXI la resistencia ha sido considerablemente menor y ya llevamos mas de 56,000 víctimas de aborto.
Muchísimos de estos hombres que intentaron oponerse al régimen nazi eran católicos. Los dirigentes nazis no ocultaban sus intenciones con respecto de la Iglesia. En 1935, Reinhard Heydrich, jefe del servicio de seguridad de las SS, declaró: «Nuestros enemigos son los judíos y los eclesiásticos... para los párrocos y los obispos están los campos de concentración y no los púlpitos de las iglesias alemanas.»
Marcel@ dice ahora de los ministros "Creen que pueden llamar como se les venga en gana a quienes formamos las instituciones, si no estás de acuerdo con ellos, eso se acabó".1
Recordemos que en agosto de 1932, los obispos católicos alemanes denunciaron al partido nacionalsocialista como anticristiano y antihumano. Con una declaración común sancionaron como ilícita la pertenencia de los católicos al nazismo. Esta condena fue revalidada el 28 de marzo de 1933 y recordada en las cartas pastorales de los años 1934, 1935, 1936 y 1938. A estas declaraciones colegiadas siguieron también intervenciones particulares de los arzobispos de Colonia, Friburgo, Breslau, y los obispos de Osnabruck y Berlín.
Uno de los obispos más comprometidos en la resistencia al nazismo fue Michael Faulhaber. Elegido arzobispo de Munich en el Adviento de 1933, pocos meses después de que Hitler subiera al poder, pronunció cinco famosas homilías, donde denunció la «gran ilusión» transmitida por la propaganda nazi de hacer creer a los cristianos que el Antiguo Testamento no formaba parte de la Biblia y que cristianismo y judaísmo no podían coexistir uno al lado del otro. El cardenal Faulhaber explicó que «golpear a los judíos es como golpear a los cristianos».
Ahora en la capital mexicana se viene denunciando otra "gran ilusión" maquinada por las feministas que afirman: "logramos la ley con un cambio discursivo. Si yo digo “mi cuerpo es mío y hago lo que quiero con él”, de alguna manera estoy irritando a mucha gente, porque si tu cuerpo es tuyo el señor de enfrente no se siente comprometido. Si yo en cambio digo “el aborto es un problema de salud pública, un problema de justicia social y un problema de la democracia”, voy a encontrar que hay mucha gente que se siente tocada o aludida. Entonces se trató de cambiar el discurso, quitar la discusión de “Aborto sí o aborto no”. Empezamos a hacer inserciones pagas pero consiguiendo que firmara Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, logrando que sea un tema de la sociedad progresista ilustrada, no de las feministas."2. La ilusión de que los hijos son parte del cuerpo de la madre, la ilusión de que puedo hacer lo que quiera con mi cuerpo, la ilusión de que aunque la ciencia afirme que es un ser humano, lo neguemos como antes se discriminó a los negros, a los judíos, etc.
Cuando en 1934 se arrestó al padre jesuita Rupert Mayer, en un discurso a los militantes de la Acción Católica dijo: «Es el momento de hablar, ya veo las llamas...»
En México también es el momento de hablar, la ciudad está en ruinas.
El obispo Faulhaber, que fue definido como «la conciencia de Alemania», afirmó en 1937: «Aunque nuestra suerte fuera la de sufrir persecución por amor a Cristo crucificado, no pensamos ser cobardes sino valientes. Existen en suelo germánico tumbas recientes, donde reposan las cenizas de aquellos que el mundo católico considera mártires de la fe.» Sus predicaciones y cartas pastorales suscitaron manifestaciones de odio entre los nazis. Los libreros que exponían sus escritos fueron castigados, encarcelados los sacerdotes, los laicos y los jóvenes que intentaban difundirlo en público. Alfred Rosenberg escribió un libro en 1936 con el título A los hombres oscuros de nuestro tiempo, en el que dedicaba un capítulo de críticas al cardenal Faulhaber. Durante un sermón, el cardenal Faulhaber le respondió:
«El autor del mito del siglo XX ha escrito que no estima al arzobispo de Munich, pero el arzobispo se debería avergonzar hasta desaparecer si hombres de tal calaña le estimaran.»
Entonces no esperamos de los dirigentes del PRD, hombres de tal calaña estimación para nuestros prelados.
El cardenal alemán en aquel tiempo fue objeto de manifestaciones violentas por parte de los nazis. Hubo demostraciones públicas contra el purpurado que acabaron con el asalto al palacio arzobispal. ¿No nos suena familiar?
Ante el desencadenamiento de la violencia, Faulhaber dijo: «Vendrá el tiempo, es más, ya ha llegado, en que los obispos deberán ponerse la mitra como quien se pone un yelmo y no se la deberán quitar como los soldados en el frente, siempre atentos a quién va por allí. Puesto que se trata de la verdad del Evangelio, del orden moral entre nuestro pueblo, los obispos estarán siempre en primera línea, bajo el fuego.»
Si la historia se repitiese, ¿que puede seguir?
En aquellos años, a la resistencia contra el nazismo se sumó también la confesión protestante. En junio de 1937, las SS arrestaron a cuarenta de los más influyentes pastores por «desobediencia a las leyes del Estado», entre ellos a Dietrich Bornhoeffer, que declaró en aquellos días: «Hitler es el anticristo. Debemos combatirlo hasta lograr al menos alejarlo.» El 9 de abril de 1945 Bornhoeffer fue asesinado por miembros de la Gestapo.
Arrestos, deportaciones a los campos, confiscación de bienes eclesiásticos, ocupación de casas religiosas se siguieron a ritmo cada vez más creciente en el territorio del Reich. Los sacerdotes eran castigados por los motivos más fútiles. El párroco Niessen de Riehterich fue condenado por el tribunal especial de Colonia porque «había ridiculizado el saludo hitleriano».
La gran mayoría de los sacerdotes y los religiosos fueron deportados al campo de Dachau, conocido como «el más grande cementerio de curas del mundo». Según los datos recogidos por los investigadores, en Dachau murieron más de dos mil setecientos miembros del clero, de los cuales 2.579 eran católicos, 109 evangélicos, 22 greco-ortodoxos, 22 entre viejos católicos y maronitas, y 2 musulmanes.
Fueron muchísimos los hechos heroicos de sacerdotes, religiosos y monjas. En 1943, la asociación de resistencia al nazismo de jóvenes católicos, la «Rosa blanca», fue aniquilada. El sacerdote Max Josef Metzger, fundador en 1917 de la «Cruz blanca», una alianza mundial pacifista muy comprometida en actividades ecuménicas, fue condenado a la pena de muerte y ejecutado en la prisión de Brandeburgo-Goerden el 17 de abril de 1944. San Maximiliano Kolbe, internado en el campo de Auschwitz, ofreció su vida para salvar la de un padre de familia.
El beato obispo Michele Kozal fue asesinado en Dachau el 26 de enero de 1943. Rupert Mayer, sacerdote jesuita ya beato, murió justo después de la liberación del campo a causa de los sufrimientos padecidos. Era conocido como el «apóstol de Munich».
El padre Alfred Delph formaba parte de un grupo de jesuitas que se oponía al régimen nazi. Después del atentado fallido contra Hitler del 2 de julio de 1944, fue arrestado y trasladado a Berlín. El 2 de febrero de 1945 fue asesinado. Don Theodor Hartz, un salesiano que se distinguió por su actividad caritativa y apostólica, fue internado en Dachau y asesinado el 23 de agosto de 1942.
Sor Edith Stein, beatificada el 1 de enero de 1987 y canonizada el 11 de octubre de 1998,
fue internada y asesinada junto a su hermana Rosa.
Fue enorme el precio pagado por la Iglesia polaca. Según una nota de 1941 enviada al Vaticano por el cardenal Sapieha, 2.500 sacerdotes habían sido deportados, 700 de ellos al campo de Dachau, y 400 encerrados en campos de concentración de la diócesis de Metz.3
En aquellos años, parte de la población creyó en la falsa ilusión, en que los judíos eran inferiores a los arios. Y las consecuencias todos las conocemos aunque algunos comienzan a olvidar. Hoy la falsa ilusión dice que es lícito que una madre asesine a su hijo antes de las primeras 12 semanas, que no es ser humano, y después de ese tiempo mágicamente si lo es. El estado nuevamente, como en la alemania nazi, auxilia a todas aquellas que quieran ahorrarle problemas abortando. Nuestros impuestos financian los nuevos campos de concentración, pero ahora es mas abominable el hecho, no son extraños de otra raza, es tu misma sangre quien voluntariamente te asesina por ser no nacido.
Ante esta forma de violencia tan espeluznante, ante estas nuevas leyes que se aprueban para el mal de la humanidad, ¡Como no quejarnos, y levantar la voz y decir lo que tantos otros callan por miedo!
Como no vamos a razonar por quien votar si vemos como nuestros impuestos los ocupan en revanchas personales contra nuestros sacerdotes, si vemos que los ocupan en manchar de sangre a la ciudad, si vemos que no los ocupan en infraestructura hidráulica conociendo los fenómenos meteorológicos que se han sucitado en estos años.
Felicidades a nuestros valientes prelados que son la voz de quienes no tienen voz en un ambiente cada vez mas enrarecido donde la corrupción y la violencia son el único dogma para los defensores del estado laico, donde los jueces sólo sirven para legislar cotra la vida y contra la familia, pero no para hacer justicia con los miles de encarcelados sin procesar ni con los influyentes caciques que aún infraganti y con todas las pruebas son liberados a una increible velocidad.
Ya basta!!!
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