Leyes tóxcas, ¿preembrión?
Submitted by poncho on Wed, 2011-08-17 19:41
Leyes tóxicas, ¿preembrión?
Autor: José Javier Castiella
fuente: www.denmechance.org
Esta palabreja es "tóxica" y vale la pena que hagamos hoy, querido lector, un recorrido por su origen y su toxicidad, porque tanto en la ley del aborto como en la de reproducción artificial, es utilizada para ningunear al ser humano en sus primeros 14 días de existencia, manipulándolo como si fuera materia inerte disponible o simplemente acabando con él, mediante la píldora del día después.
Si alguno de los lectores sabe jugar al mus, encontrará un cierto paralelismo entre lo que aquí se hizo y algunas jugadas diseñadas para engañar al contrincante.
Pero, antes de entrar en la descripción del engaño, es preciso sentar una verdad básica y científicamente comprobada: la vida humana comienza con la concepción. El seguimiento científico de lo que ocurre en las horas siguientes a la fecundación del óvulo por el espermatozoide evidencia que una vida humana, nueva, independiente de la de sus progenitores, se ha puesto en marcha, con una potencia vital que deja impresionado a cualquiera que se acerque a observarla.
Todos los pasos posteriores son parte de un proceso cuyo único salto cualitativo, del no ser al ser, se da en la fecundación: la fase de blastómero, la implantación en el útero de la madre, la actividad cerebral, la organogénesis, latido del corazón, viabilidad extrauterina etcétera, son fases del desarrollo de esa vida humana, como lo seguirán siendo, ya después del nacimiento, la lactancia, el uso de la razón, la pubertad, adolescencia etc…
Me preguntará, querido lector, ¿dónde está el engaño y la toxicidad de la que nos habla? El engaño está en querer convertir la fase anterior a la implantación del embrión en el útero, que se produce a los 14 días de vida, en un simple "conglomerado de células", nada que ver con un ser humano. Para ello se inventa un nombre: "preembrión", que da una idea a quien lo escuche, sin saber mucha biología, de que efectivamente estamos ante algo, más que ante alguien. ¿Y la trampa? La trampa, querido amigo, se evidencia a través de un estudio comparativo que puso de manifiesto un astuto investigador de la Universidad de Murcia. Me explico.
El proceso de desarrollo biológico con una fase inicial autónoma del embrión y posteriormente su implantación en el útero materno, para facilitar la alimentación y protección a través de la sangre de la madre se da, de modo paralelamente idéntico, en muchas especies animales, no solamente en el hombre.
Pues bien, el doctor Modesto Ferrer Colomer, que así se llama el investigador del que les hablo, en una tesis doctoral presentada en 2007, se ha molestado en hacer un estudio exhaustivo de los trabajos que tratan de esta fase del desarrollo embrionario en el ámbito de la zoología, donde no existe ningún interés ideológico en manipular la realidad, sino solamente el científico de conocer.
El resultado es sorprendente. En ningún trabajo al embrión preimplantatorio se le llama "preembrión". Es tan embrión de la especie de que se trate, antes como después de su implantación en el útero. La única novedad que produce biológicamente la implantación es la de asegurar la viabilidad del desarrollo del embrión por conectar con el riego sanguíneo de la madre, que garantiza alimentación, oxigenación y protección inmunológica.
¿Dónde y cuándo surge la palabreja? Surge en Gran Bretaña, en 1985, en el Informe Warnock y con una finalidad muy estudiada: convertir los primeros días del desarrollo embrionario en materia disponible para prácticas abortivas, manipulaciones genéticas y experimentos de todo tipo.
El éxito del Informe Warnock no se debe a su rigor científico, en absoluto, sino a la oportunidad política con la que se publica. En España se importó rápidamente la terminología y lo que está detrás de ella, la falta de respeto a la vida humana en este primer estadio de su desarrollo.
Es fácil entrar en el juego de quienes "desdramatizan" la importancia estos primeros días de vida humana. Pero lo cierto es que, si se acepta esta fisura, verdadera ruptura, en el respeto a la vida humana, es muy difícil quedarse en esa primera grieta. Ocurre como en el muro de una presa en el que se produce una fisura. La presión del agua hace el resto y pronto la pequeña fisura puede llevar a la ruina total.
La actual ley del aborto española ya no habla de 14 días sino semanas, como plazo legal con licencia para matar. Y no se queda ahí, al fin y al cabo no deja de ser un plazo tan arbitrario el de los días como el de las semanas. En determinados supuestos se prolonga la vigencia de la licencia para matar hasta el término del embarazo.
El hombre no fija la frontera del inicio de la vida. Ni siquiera cuando aplica las técnicas de reproducción artificial. Es la naturaleza la que lo hace. Al hombre le cabe el descubrirla, conocerla y, si es honrado, respetarla. El proceso perverso de negarla, mentir al gran público que no conoce, ni tiene por qué conocer, la realidad científica en sus pormenores, para terminar matando la vida iniciada, es el que más enfanga a la humanidad actualmente.
Estoy convencido de que la sociedad civil, una inmensa mayoría de la población, en la medida en que se le informe correcta y científicamente de cómo son las cosas, se niega a matar la vida humana iniciada. Pero, aunque este optimismo mío resultara estadísticamente infundado, la vida humana truncada violentamente seguiría clamando justicia y el nombre técnico más adecuado a esa "interrupción", que suena a un simple dar paso o no a la corriente eléctrica, interruptor, será el de asesinato, con las agravantes de deber especial de protección e indefensión total de la víctima.
Nuestro Código Civil, ley saludable y no tóxica en tantos preceptos, sigue estableciendo que al concebido se le tendrá por nacido a todos los efectos que le sean favorables. La vida es el primero y más favorable de los efectos para el concebido y no nacido. Seamos consecuentes.
Fuente: www.denmechance.org
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